En una tarde muy tranquila, fría y lluviosa de fin de semana, empezó a apelotonarse la multitud que había respondido a la convocatoria.
Volvía de nadar y me encontré con el panorama organizadísimo: las pancartas (como piezas de puzzle formando la frase "Punta Luzeron dragarik ez!"), la gente apiñada con calma y fotógrafos apretando el gatillo. El único desorden era el de los perrillos buscando a sus dueños y husmeando entre las bolsas de comida reservadas para más tarde.
Ni el frío ni la incesante llovizna evitaron que se acercase a la concentración un buen número de personas con rostros llenos de positivismo y ganas de ser escuchados.
Vi ciertas caras conocidas de surfistas de la zona, colectivo que sin duda se verá muy afectado por el proyecto de dragado.
Entre risas dos hombres comentaban cómo habían decidido pasear desde Portugalete hasta el Puerto Viejo para aprovechar el Sol que amagaba con asomar en algunos momentos, y finalmente habían tenido que desplegar sus paraguas durante todo el trayecto.
Varios fotógrafos aficionados y supongo que alguno de algún diario, captaron la imagen desde varios ángulos.
Luego nos trasladamos a las escaleras del Puerto Viejo y ahí nos volvieron a fotografiar, tras lo cual tres bertsolaris se turnaron en hacer arte de lo que es una triste realidad. Una triste realidad que solo se puede alegrar con movimientos como éste, con sonrisas como las que vi y con el positivismo y disposición que se palpaban.
Espero que no sea la última convocatoria de este tipo y que cada vez sea más gente la que deje de engañarse pensando que esto no les afecta.
Agradezco que este tipo de eventos tengan lugar cuando son necesarios, y que la sensibilidad y dinamismo de algunas personas logren mover a las masas y llamar la atención de los medios.
Eskerrik asko!!
domingo, 29 de enero de 2012
lunes, 14 de noviembre de 2011
IBIZA - Fin
Después de otro breve viaje, sobrevolando esta vez tierra y no mar, el avión ha descargado su mercancía humana en Santander.
He caminado desde el aeropuerto hasta el puerto durante algo más de una hora, atravesando una zona industrial, con la autopista a mi izquierda y orientándome hacia el norte. Al llegar a Santander, me he desprendido de mi mochila, he colocado mi cabeza bajo un chorro de agua en el parque que hay junto a Puertochico, y me he relajado en un banco durante un tiempo.
He hablado un rato con un chico que pescaba pulpos en el muelle, y se ha interesado por mi viaje. Después de una corta charla le he deseado buena suerte con la pesca y he continuado hasta el fondo del dique.
Ahora estoy esperando a que llegue un velero en el que dormiré esta noche y la siguiente.
Una espera tranquila con el sol amenazando con ocultarse bajo el horizonte. Me he tumbado en un muro, el mar a mi izquierda y el paseo del muelle a mi derecha, apoyando la cabeza sobre mi mochilón. Al quitarme las botas y los calcetines, he sentido con mucho gusto la brisa marina acariciándome las plantas de los pies que han caminado desde Eivissa hasta Sant Antoni.
He caminado desde el aeropuerto hasta el puerto durante algo más de una hora, atravesando una zona industrial, con la autopista a mi izquierda y orientándome hacia el norte. Al llegar a Santander, me he desprendido de mi mochila, he colocado mi cabeza bajo un chorro de agua en el parque que hay junto a Puertochico, y me he relajado en un banco durante un tiempo.
He hablado un rato con un chico que pescaba pulpos en el muelle, y se ha interesado por mi viaje. Después de una corta charla le he deseado buena suerte con la pesca y he continuado hasta el fondo del dique.
Ahora estoy esperando a que llegue un velero en el que dormiré esta noche y la siguiente.
Una espera tranquila con el sol amenazando con ocultarse bajo el horizonte. Me he tumbado en un muro, el mar a mi izquierda y el paseo del muelle a mi derecha, apoyando la cabeza sobre mi mochilón. Al quitarme las botas y los calcetines, he sentido con mucho gusto la brisa marina acariciándome las plantas de los pies que han caminado desde Eivissa hasta Sant Antoni.
Aquí termina mi viaje y mi soledad, veo a lo lejos dos pequeñas embarcaciones con intención de entrar en puerto.
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lunes, 31 de octubre de 2011
IBIZA - Despedida
Ha llegado el día de despedirse, de decir hasta luego. Un hasta luego temporalmente indefinido. He recogido todas mis cosas, y con la mochila al hombro, me he dirigido a la estación de autobuses. En media hora hemos cruzado la isla por la monstruosa autovía que la parte en dos sin ninguna piedad.
He esperado el trasbordo de autobuses en Eivissa y en otra media hora estaba en el aeropuerto.
El vuelo ha sido muy tranquilo y me he despedido de la isla y sus costas a través de mi ventanilla. Lo último que he visto de la isla han sido las extensas salinas del Parque Natural de ses Salines. Me he despedido finalmente del archipiélago con una vista a Formentera y poco después de Mallorca.
Cuando sobrevolábamos Barcelona, el chico sentado a mi lado me ha señalado la nube oscura que la cubría. Una espesa bruma entre gris y marrón de asquerosa contaminación ambiental (smog). Los habitantes de esta enorme urbe, están condenados a vivir bajo su sombra y a respirar su contenido inevitablemente.
El chico de mi lado me ha contado que vive en Ibiza desde hace pocos meses, y que piensa quedarse. No me sorprendió mucho.
He esperado el trasbordo de autobuses en Eivissa y en otra media hora estaba en el aeropuerto.
El vuelo ha sido muy tranquilo y me he despedido de la isla y sus costas a través de mi ventanilla. Lo último que he visto de la isla han sido las extensas salinas del Parque Natural de ses Salines. Me he despedido finalmente del archipiélago con una vista a Formentera y poco después de Mallorca.
Cuando sobrevolábamos Barcelona, el chico sentado a mi lado me ha señalado la nube oscura que la cubría. Una espesa bruma entre gris y marrón de asquerosa contaminación ambiental (smog). Los habitantes de esta enorme urbe, están condenados a vivir bajo su sombra y a respirar su contenido inevitablemente.
El chico de mi lado me ha contado que vive en Ibiza desde hace pocos meses, y que piensa quedarse. No me sorprendió mucho.
Después de despedirnos y desearnos un buen viaje, he corrido hacia la puerta de embarque de mi próximo vuelo, ya que iba bastante justo de tiempo y el aeropuerto de Barcelona no es precisamente pequeño...
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jueves, 1 de septiembre de 2011
IBIZA - Lo aprendido
Ahora voy a dormir para mañana poder madrugar e iniciar mi viaje a la realidad de casa, despertar de este sueño palpable que tanto me ha enseñado.
He visto cómo puedo ser independiente y moverme con mis piernas de un lugar a otro sin apenas tropezar.
He entendido lo fácil y seguro que es viajar en las condiciones que lo he hecho, siempre que se haga con la prudencia oportuna.
He sonreído descubriendo que hay gente en todas partes que ayudan sin esperar absolutamente nada a cambio, más que lo que pueda cada uno ofrecer: una conversación, un silencio, una sonrisa, o simplemente una buena compañía.
Por otro lado también he aprendido que viajar en solitario incluye justamente eso: estar solo cuando quieres tener a alguien a tu lado y no poder compartir ciertos momentos.
He visto cómo puedo ser independiente y moverme con mis piernas de un lugar a otro sin apenas tropezar.
He entendido lo fácil y seguro que es viajar en las condiciones que lo he hecho, siempre que se haga con la prudencia oportuna.
He sonreído descubriendo que hay gente en todas partes que ayudan sin esperar absolutamente nada a cambio, más que lo que pueda cada uno ofrecer: una conversación, un silencio, una sonrisa, o simplemente una buena compañía.
Por otro lado también he aprendido que viajar en solitario incluye justamente eso: estar solo cuando quieres tener a alguien a tu lado y no poder compartir ciertos momentos.
Esa noche me dormí con una emisora de radio muy apetecible, con canciones que aún teniendo descargadas y pudiendo oírlas cuando quisiera, agradecí muchísimo y escuché con emoción.
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