domingo, 3 de noviembre de 2013

DJ Romano

Después de rebotar de un pub a otro y tras experimentar una perspectiva más oscurecida de Roma, acabamos en lugares que eran cada vez menos pub y más discoteca.
El protagonista de la fotografía resulta ser el DJ de una de estas discotecas, quien se quedó mirando a la cámara mientras manejaba los mandos de aquella mesa de hacer música.
Me despedí de él con una flashazo que le dejó inmortalizado en esta imagen.

miércoles, 17 de abril de 2013

El artesano nocturno

Se echó la noche y nosotros a la calle. Estuvimos pululando durante un buen rato por Roma, de pub en pub, bebiendo cervezas, vino blanco y tinto.
Entre la salida de un pub y la entrada al siguiente se agradecía respirar el ambiente nocturno de las calles empedradas de la ciudad. Las estrechas vías se encontraban abarrotadas por turistas cenando en terrazas, haciendo de los callejones lugares aún más complicados de transitar (teniendo además en cuenta el alcohol consumido).
Es sobre una de estas calzadas que crucé la mirada con un artesano mientras realizaba sus manualidades. En este caso eran anillos, que fabricaba poco a poco con sus viejas herramientas. Se podían ver muchos otros sencillos puestos como éste repartidos por las zonas más frecuentadas por los turistas. El hombre barbudo me miró con seriedad, pero permitió que le fotografiara. Después continuamos el pub crawl a través de la noche romana.

domingo, 29 de enero de 2012

Punta Luzeron dragarik ez!

En una tarde muy tranquila, fría y lluviosa de fin de semana, empezó a apelotonarse la multitud que había respondido a la convocatoria.
Volvía de nadar y me encontré con el panorama organizadísimo: las pancartas (como piezas de puzzle formando la frase "Punta Luzeron dragarik ez!"), la gente apiñada con calma y fotógrafos apretando el gatillo. El único desorden era el de los perrillos buscando a sus dueños y husmeando entre las bolsas de comida reservadas para más tarde.

 Ni el frío ni la incesante llovizna evitaron que se acercase a la concentración un buen número de personas con rostros llenos de positivismo y ganas de ser escuchados.
Vi ciertas caras conocidas de surfistas de la zona, colectivo que sin duda se verá muy afectado por el proyecto de dragado.
Entre risas dos hombres comentaban cómo habían decidido pasear desde Portugalete hasta el Puerto Viejo para aprovechar el Sol que amagaba con asomar en algunos momentos, y finalmente habían tenido que desplegar sus paraguas durante todo el trayecto.
Varios fotógrafos aficionados y supongo que alguno de algún diario, captaron la imagen desde varios ángulos.
Luego nos trasladamos a las escaleras del Puerto Viejo y ahí nos volvieron a fotografiar, tras lo cual tres bertsolaris se turnaron en hacer arte de lo que es una triste realidad. Una triste realidad que solo se puede alegrar con movimientos como éste, con sonrisas como las que vi y con el positivismo y disposición que se palpaban.



Espero que no sea la última convocatoria de este tipo y que cada vez sea más gente la que deje de engañarse pensando que esto no les afecta. Agradezco que este tipo de eventos tengan lugar cuando son necesarios, y que la sensibilidad y dinamismo de algunas personas logren mover a las masas y llamar la atención de los medios.
Eskerrik asko!!

lunes, 14 de noviembre de 2011

IBIZA - Fin

Después de otro breve viaje, sobrevolando esta vez tierra y no mar, el avión ha descargado su mercancía humana en Santander.
He caminado desde el aeropuerto hasta el puerto durante algo más de una hora, atravesando una zona industrial, con la autopista a mi izquierda y orientándome hacia el norte. Al llegar a Santander, me he desprendido de mi mochila, he colocado mi cabeza bajo un chorro de agua en el parque que hay junto a Puertochico, y me he relajado en un banco durante un tiempo.

He hablado un rato con un chico que pescaba pulpos en el muelle, y se ha interesado por mi viaje. Después de una corta charla le he deseado buena suerte con la pesca y he continuado hasta el fondo del dique.

Ahora estoy esperando a que llegue un velero en el que dormiré esta noche y la siguiente.
Una espera tranquila con el sol amenazando con ocultarse bajo el horizonte. Me he tumbado en un muro, el mar a mi izquierda y el paseo del muelle a mi derecha, apoyando la cabeza sobre mi mochilón. Al quitarme las botas y los calcetines, he sentido con mucho gusto la brisa marina acariciándome las plantas de los pies que han caminado desde Eivissa hasta Sant Antoni.

Aquí termina mi viaje y mi soledad, veo a lo lejos dos pequeñas embarcaciones con intención de entrar en puerto.

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