lunes, 14 de noviembre de 2011

IBIZA - Fin

Después de otro breve viaje, sobrevolando esta vez tierra y no mar, el avión ha descargado su mercancía humana en Santander.
He caminado desde el aeropuerto hasta el puerto durante algo más de una hora, atravesando una zona industrial, con la autopista a mi izquierda y orientándome hacia el norte. Al llegar a Santander, me he desprendido de mi mochila, he colocado mi cabeza bajo un chorro de agua en el parque que hay junto a Puertochico, y me he relajado en un banco durante un tiempo.

He hablado un rato con un chico que pescaba pulpos en el muelle, y se ha interesado por mi viaje. Después de una corta charla le he deseado buena suerte con la pesca y he continuado hasta el fondo del dique.

Ahora estoy esperando a que llegue un velero en el que dormiré esta noche y la siguiente.
Una espera tranquila con el sol amenazando con ocultarse bajo el horizonte. Me he tumbado en un muro, el mar a mi izquierda y el paseo del muelle a mi derecha, apoyando la cabeza sobre mi mochilón. Al quitarme las botas y los calcetines, he sentido con mucho gusto la brisa marina acariciándome las plantas de los pies que han caminado desde Eivissa hasta Sant Antoni.

Aquí termina mi viaje y mi soledad, veo a lo lejos dos pequeñas embarcaciones con intención de entrar en puerto.

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